Una de las cosas que me da bastante rabia es comprarme un libro y que acabe dejándolo de lado sin conocer su final. Si lo piensas bien incluso es triste. Un libro sin terminar de leer. Los dejas en la estantería más alta que tienes porque sabes que nunca vas a echar mano de ellos, no como los libros que te gustan, que los colocas con cariño cerquita de ti para cuando te apetezca leerlos de nuevo.
Pobres libros tristes (así los voy a llamar a partir de ahora) que no te importa que cojan polvo, y que incluso piensas a quién regalárselos porque están ocupando un hueco en tu estantería que más adelante vas a necesitar para guardar un buen libro.
Por eso muchas veces intento ir sobre seguro, y comprarme libros de autores a los que ya he leído y sé que no me van a defraudar, pero también es cierto que me encantan los nuevos descubrimientos así que muchas veces me paseo entre los libros mirando sus portadas, leyendo sus títulos, observando a ver qué me dicen. Unas veces acierto, y otras no.
Esto me pasó con este libro:
No llegué ni a la mitad del libro. En un principio la historia no parecía estar mal, no es que pareciera un novelón pero sí algo entretenido para pasar un buen rato.
La protagonista de este libro es una chica que tiene un trastorno que consiste en su necesidad de contarlo todo, y cuando digo contarlo todo no me refiero a que sea una chismosa, sino que literalmente LO CUENTA TODO.
Sabe cuantos pasos hay desde su casa hasta la tienda de la esquina y aunque sabe cuantos pasos hay los cuenta cada vez que hace ese trayecto, siempre cuenta sus pasos vaya a donde vaya, cuenta las rayas que tiene su camiseta marinera, cuenta los bocados que tarda en comerse un pastel... Cuando a ella le sirven un trozo de tarta piensa en un número y si decide que el número es el 5 debe comerse el pastel en 5 bocados (imaginaros qué grandes deben ser los bocados) y si decide que el número debe ser el 50 se corta el trozo de tarta en 50 trocitos. No sólo tiene problemas con los números, sino que siempre va a la misma cafetería, siempre se tiene que sentar en la misma mesa, siempre tiene que pedir lo mismo, su día a día siempre tiene que ser igual si algo varía por pequeño que sea a ella se le desmorona todo y sufre auténticos episodios de pánico.
Es entonces cuando conoce a un chico y todo su mundo de aparente seguridad y tan sumamente controlado se tambalea.
Es entonces cuando conoce a un chico y todo su mundo de aparente seguridad y tan sumamente controlado se tambalea.
La verdad es que ya no sé si se queda con él, si ella supera su obsesión, ya no sé nada, porque un día me descubrí contando no sé qué cosa, y pensé ¡Ay madre lo que me faltaba!
La autora es buena, eso sí, porque lo explica todo tan bien y tan detalladamente que casi me convierto en la protagonista del libro.
Haría un bien a la humanidad si escribiera libros para dejar de fumar o de autoayuda seguro que también nos influiría y, esta vez, de una manera más positiva.
Por eso si sois algo maniáticas (aunque sea en pequeñas cosas) no leais este libro porque da muuuchas ideas.
Eso sí, y lo tengo que decir, este libro te hace entender perfectamente el infierno que deben vivir las personas que sufren este tipo de trastornos.
Eso sí, y lo tengo que decir, este libro te hace entender perfectamente el infierno que deben vivir las personas que sufren este tipo de trastornos.
0 comentarios:
Publicar un comentario